Denuncias de Costa Rica provocan roces con Daniel Ortega
La crisis política que sacude Nicaragua desde abril y que deja ya varios cientos de muertos ha causado una enorme repercusión en Costa Rica, cuyo Gobierno no cesa de denunciar los actos "represivos" y el impacto que éstos tienen en el resto de Centroamérica.
La insistencia al respecto por parte del Gobierno del presidente tico Carlos Alvarado, ya provocó roces con Daniel Ortega, que ha reaccionado irritado por lo que llama "intromisión" de San José en asuntos internos.
El incidente más reciente ocurrió el fin de semana, cuando Alvarado hizo un llamado "urgente" al cese de la represión en Nicaragua, después de que la Policía sandinista impidiera por la fuerza la celebración de una manifestación opositora mediante la detención de decenas de activistas opositores.
"Hago un llamado urgente al cese inmediato de la represión en Nicaragua. Las detenciones arbitrarias y la intimidación contra medios de comunicación, estudiantes, defensores de los derechos humanos y miembros de la Iglesia católica son inaceptables", denunció el mandatario en su cuenta de Twitter. El mensaje fue reforzado por otro de carácter similar emitido por la Cancillería a modo de comunicado.
La protesta de Ortega no se hizo esperar y denunció "falta de respeto" por parte del gobernante costarricense.
En una declaración publicada en el portal oficial "El 19", el Gobierno nicaragüense indicó que ambos Estados se deben "respeto y no injerencia" y destacó que Managua cumple cabalmente con ese precepto.
Las preocupaciones y constantes pronunciamientos de Costa Rica por la situación de los derechos humanos en Nicaragua amenazan con afectar aún más las de por sí frías relaciones diplomáticas entre San José y Managua. Relaciones golpeadas en los últimos años por conflictos y diferendos fronterizos, y cuyo escenario central ha sido, en reiteradas ocasiones, la Corte Internacional de Justicia.
Para Costa Rica es una gran preocupación que surja una nueva crisis en Nicaragua, tal como ocurrió en las décadas de 1970 y 1980.
Tras el estallido de la violencia y las acciones de la Policía sandinista y grupos paramilitares a partir de la tercera semana de abril, al menos 23.000 nicaragüenses huyeron a Costa Rica en busca de asilo o protección.
La canciller y primera vicepresidenta de la República, Epsy Campbell, ha insistido en que todo conflicto en Nicaragua provoca oleadas migratorias con un impacto directo siempre en territorio costarricense.
"Lo que acontece en Nicaragua afecta directamente a toda la región centroamericana en aspectos migratorios, sociales, económicos y humanitarios, por lo que Costa Rica solicita a la comunidad internacional su mediación para que en Nicaragua se restablezcan las relaciones necesarias que permitan retomar el diálogo", dijo la Cancillería este domingo.
Debido a la creciente migración, situación que es más visible en zonas y poblados fronterizos como La Cruz, Guanacaste, Los Chiles y Upala, en la zona norte, el Gobierno de Alvarado conformó una comisión interinstitucional para atender el problema.
En este contexto se encuentra en Costa Rica desde el fin de semana una misión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para monitorear las condiciones en que se encuentran los refugiados, solicitantes de asilo y migrantes de Nicaragua.
A raíz de las reiteradas crisis políticas que han sacudido a Nicaragua en el último medio siglo, Costa Rica es y ha sido el más importante receptor de migrantes desde la vecina nación.
Se calcula que en la actualidad viven en Costa Rica al menos 600.000 personas de origen nicaragüense. Muchas de ellas se suman al mercado de trabajo local, en especial en áreas como la construcción, servicios domésticos y recolección de cosechas.
Pero al mismo tiempo el nuevo flujo de nicaragüenses impacta en los servicios públicos, tales como hospitales, escuelas y colegios.
Además, los "tranques" (bloqueos de carreteras) que mantuvieron en vilo a Nicaragua entre abril y julio causaron pérdidas por más de 50 millones de dólares a los exportadores centroamericanos, según dijeron representantes del sector reunidos recientemente en San José.