Oscar René Vargas opina sobre salida suave electoral.
Por Óscar René Vargas
Una revolución social pacífica es la culminación de un largo y complejo proceso donde los movimientos sociales se nutren con la inteligencia crítica, autocrítica y activa; en esas circunstancias, el verdadero dirigente político es él que sabe que “no siempre tiene la razón”, cualidad poco usual entre los actuales dirigentes sociopolíticos.
2. En la fase de ascenso de la lucha social las masas populares estrechan filas; las fuerzas centrípetas aumentan la atracción de los movimientos sociales hacia un centro político. Es decir, la afinidad política se incrementa entorno a un eje de lucha o una dirección política.
3. Por el contrario, en una fase de reflujo social, se imponen las fuerzas centrífugas que alejan a los movimientos sociales de un centro o eje político. Esas fuerzas centrífugas operan sobre las grietas más pequeñas hasta convertirlas en abismos insalvables.
4. Entre más tiempo permanezca en el poder el régimen Ortega-Murillo, la desmoralización tiende adquirir un carácter agudo, lo que puede conducir a la descomposición de los movimientos sociales. Las impaciencias de ciertas capas sociales los alejan del centro político y comienzan actuar por la libre.
5. Los movimientos sociales no están de modo alguno garantizados de una vez para siempre contra la influencia del desaliento. No hay ningún sector social que pueda vivir mucho tiempo sin perspectivas ni esperanzas.
6. La casualidad nunca es inocente, de manera que, si una campaña contra la violencia no habla de los asesinatos de campesinos por parte del régimen ni de los presos políticos, no es una campaña contra la violencia. Lo será contra otra cosa. Al no ser nombrada de manera directa continuará en ese lado oscuro de la realidad, actuando de manera centrífugas.
7. Si la Alianza Cívica continuará retardando la lucha social, llegará un momento en que perderá influencia en provecho de los partidos comparsas. Los ciudadanos autoconvocados lo que quieren es que se les dé una visión clara y que se les ayude a crear las premisas para una nueva ola social.
8. El paro general es un medio de lucha muy importante, pero no un medio universal. El paro debe ser un elemento importante en el cálculo estratégico, y no un impulso en el cual se ahoga toda estrategia de lucha. Hay casos en que el paro general puede debilitar al movimiento social.
9. De manera general, el paro general es un instrumento de lucha del más débil contra el más fuerte. Al paralizar el país, el paro general crea las condiciones para avanzar en la solución de la cuestión del poder. En la actualidad estamos en una fase que no se puede impulsar un paro general. El último llamado a paro general dio como resultado desacreditar la consigna.
10. Los poderes fácticos, tanto de tipo financiero y económico como político e institucional, ejercen una enorme influencia en la definición de los parámetros de la lucha sociopolítica del país.
11. El objetivo de la salida al suave por la vía electoral, en la componenda Ortega-Almagro, encarnaría un cambio que no afecte significativamente a las actuales coordenadas del poder existente. Como consecuencia, los aparatos importantes del Estado continuarían operando bajo los parámetros de una cultura política tradicional y de los modos de hacer heredados del régimen Ortega-Murillo.
12. El poder central es el punto clave de todo el país, ya que desde ese centro se configura el desarrollo de todos los demás niveles de poder, considerados como “periféricos”.
13. El poder central controla la autoridad central y definitoria del país, característica que se ve reflejada también en el control de los aparatos del Estado: sistema judicial, sistema electoral y los aparatos de seguridad (ejército y policía).
14. La judicialización de la política y la conocida falta de independencia del poder judicial respecto al poder político central es un claro ejemplo de la subordinación del sistema judicial al poder ejecutivo.
15. El sesgo que nos indica que no se cambia nada, con una salida al suave electoral, será el dominio de la vida política del país por parte de los poderes financieros y económicos de la vieja y la nueva oligarquía.
16. Una salida al suave electoral significará que los poderes fácticos se opondrán al enjuiciamiento de los responsables de tanta represión; así como la falta de reconocimiento de las víctimas (muertos, heridos y desaparecidos).
17. No se puede llamar a un paro general sin el apoyo de organizaciones territoriales y/o nacionales, sin poder estimar por adelantado su incidencia efectiva, sin tener un plan de operación, sin organización territorial y sin tener un estado mayor, lo que hace es que las fuerzas sociales centrífugas se impongan en el proceso social.
18. Es decir, llamar a un paro general, en las condiciones actuales, en lugar de fortalecer al movimiento social lo debilita. Hay estar claro que no se puede ganar una batalla política sin estrategia.
19. Hay que prepararse, por consiguiente, no para un paro general, sino para derrotar al régimen y tomar el poder. Lo cual significa: crear por todas partes bases de apoyo, estado mayores locales y centros de dirección políticas municipales, con una buena ligazón entre ellos, y planes elementales de organización y movilización coordinados por un centro o eje político nacional.
San José/Costa Rica, 31 de agosto de 2019.