Oscar René Vargas: Los pilares de la dictadura y el proceso de Implosión
La implosión es un proceso que se va desarrollando poco a poco. Los factores que analizaremos a continuación nos muestran que desde el 2020 (año que se inició el reflujo social) hemos pasado de la fase de ascenso social (2018-2019) a una fase de estancamiento y reflujo de las movilizaciones sociales. Por lo tanto, la estrategia no puede ser la seguir estimulando las movilizaciones sociales abiertas por la represión indiscriminada que ha logrado desmovilizar al movimiento social por lo tanto debemos estimular los factores que permitan la implosión interna del régimen.
El otro elemento que hay que tomar en cuenta es que la estrategia de la implosión significa que tenemos que alimentar las termitas para socavar los pilares de sustentación de la dictadura. Las termitas se alimentan, también, por los errores políticos de la dictadura. Cuando hablamos de implosión estamos pensando en el proceso de descomposición interno que vive la dictadura.
Algunas personas piensan en la implosión como el acto final del régimen y no como un proceso que tenemos que alimentar día a día como parte de la estrategia política en contra de la dictadura. Dado el hecho que las posibilidades de estimular acciones movilizadoras abiertas son mínimas por la represión, la estrategia política tiene que ser alimentar las termitas para fracturar/socavar la mayor cantidad de pilares de la dictadura y facilitar/provocar su caída.
Control social
Provocar el miedo y utilizar la mentira son dos instrumentos tácticos políticos de la dictadura. La política edificada sobre el temor hace que sectores amplios de la sociedad se abstengan a manifestar abiertamente su desacuerdo por miedo. Es el miedo a la represión contra todos y todas. Sin embargo, la ceguera política de la dictadura no le permite ver las consecuencias de sus actos ni valorar el grado de aislamiento ni percibir los niveles de su fragilidad interna.
Mientras tanto, el negacionismo de la realidad de parte de la cúpula del poder se mantiene, al punto de negar las causas de las protestas y del descontento sociopolítico de la mayoría de la población, al mismo tiempo que extiende el control social a través de la represión. Esa represión indiscriminada ha contribuido a alimentar el reflujo del movimiento social y paralelamente ha favorecido el desarrollo silencioso y subterráneo del proceso silenciosos de rechazo a la dictadura.
Ortega no concibe la democracia como un fin ni como un marco de convivencia y libertad, sino que la asumió como un medio para conseguir el poder y como una herramienta prescindible/excusable de ella cuando no resulta útil para sus propósitos dinásticos. Observamos a un Ortega desbocado que no respeta las reglas más básicas de la democracia, que insulta, desacredita, conspira, reprime e impone sus criterios. Sin embargo, no podemos descartar que pueda utilizar, en el futuro, el fetiche de unas elecciones para tratar de mantenerse en el poder.
Ortega se cree impune, ha logrado imponer sus propias reglas en el tablero político nacional para amarrarse al poder y que una minoría controle el país. Desde el 2007 hemos asistido a la promulgación de leyes propias de un régimen dictatorial y ha utilizado al ejército, la policía y a los paramilitares, al sistema judicial, la complicidad de los partidos políticos comparsas y el silencio de la cúpula empresarial y financiera para perdurar en el poder.
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Cada día percibimos más las ansias de construir una dinastía familiar, esta voracidad por el poder absoluto es cada día menos sutil, socavando todo vestigio de libertades y de respeto a los derechos humanos, privilegiando a los círculos cercanos y maniobrando en la oscuridad con quienes empiedran/pavimentan el camino de la sucesión familiar. Ortega juega sucio y la lucha política se convierte en una lucha desigual controlada por los distintos anillos del poder.
En los últimos meses son pocas las noticias que aportan novedades sustantivas, prácticamente desde el destierro/exilio/desnacionalización de los 222 presos políticos y la desnacionalización de los 94 exiliados la política nacional ha permanecido estática, sin mayores cambios. Las noticias se limitan a observar la represión, el incremento de la desigualdad, la acelerada migración, el aumento del desempleo, la falta de inversiones productivas y de la pobreza.
Mientras tanto, Ortega busca cómo mantener el inmovilismo político-social, el statu quo, que le favorece; sin embargo, Ortega ya no es ni la sombra de aquel malabarista político, capaz de sortear, emparchar y superar una crisis, ahora no ha podido formular alternativas tácticas viables y ha entrado en una fase de cometer error tras error perdiendo más legitimidad, incrementando su aislamiento, y generando pánico por su alianza con Rusia, China e Irán. Por el momento, asistimos a una tensa situación de desgaste y de espera.
El objetivo de Ortega es no ceder espacios políticos que puedan agrietar aún más su frágil base social, ya que cualquier disminución de su cuota de poder profundizará, ensanchará, amplificará y ampliará las grietas que están abiertas entre los poderes fácticos y los anillos de poder; lo cual, sin duda, debilitaría todavía más al orteguismo, lo que le hace apostar más por incrementar de la política represiva y mantener su estrategia de “el poder o la muerte”.
Los chinos usan el refrán “una rana en un pozo no puede concebir el océano” para describir que esa rana se siente orgullosa de su situación hasta que una tortuga le describe el exterior y que ella no es capaz de entenderlo. Llevando esa metáfora a la política nicaragüense, el dúo Ortega-Murillo son tan soberbios e ignorantes que han cometido el error estratégico a reprimir a la iglesia católica (sacerdotes, monjas, jesuitas y otras congregaciones religiosas) uno de los poderes fácticos con un gran peso político, social y cultural a nivel nacional e internacional, sin medir las consecuencias de sus actos que los ha llevado a mayor aislamiento internacional, e incrementar su fragilidad interna, lo que nos indica que su caída se acerca por el aceleramiento del accionar de las termitas. La política de Ortega-Murillo busca como asegurar la sucesión familiar, pero, al mismo tiempo, esa misma política truncará la sucesión dinástica por el accionar de los comejenes/termitas.
Mientras todo esto sucede, algunos poderes fácticos externos e internos siguen pensando que la solución de la crisis pasa a través de la promoción del diálogo para reducir la tensión y favorecer unas elecciones, la famosa “salida al suave”. Esos poderes fácticos apuestan por abrir canales que quizás puedan servir para una potencial negociación. Aunque todas estas apuestas por el diálogo/elecciones son, sin duda, en corto plazo una ilusión ya que Ortega no está interesado en negociar nada que no sea su permanencia indefinida en el poder. Sin embargo, el desarrollo de la implosión puede obligar a Ortega a buscar como apostar por un proceso electoral que sea la vía que le permita mantenerse en el poder. Todavía habrá que esperar para conocer algún avance en esa dirección.
La descomposición del sistema
Los incrementos de los desajustes estructurales obedecen al despilfarro de la renta pública y la corrupción, los excedentes no han sido utilizados para mejorar una economía deficiente optimizando la productividad y la competitividad. La economía del “capitalismo de amiguetes” sufre un retroceso de largo plazo, que reduce la inversión productiva, deteriora la productividad y contrae la producción.
Por otro lado, el endeudamiento público en los últimos años asumió un ritmo alocado.
Desde el 2007 al 2023, la deuda externa ha alcanzado el monto de US$ 15,214.1 millones de dólares, lo que significa US$ 9,373.3 millones de dólares en relación a finales de 2006. Es decir, la deuda externa representa el 98% del PIB cuando lo recomendable es que se sitúe por debajo del 60%. El pago de los intereses que esa deuda externa impone una significativa hemorragia de recursos, que torna inviable el mejoramiento de la economía en el corto y mediano plazo; ya que cada dólar que se paga a la deuda externa, es un dólar que no se destina a mejorar las condiciones de vida de la población nicaragüense.
Por la falta de perspectivas de una solución de la crisis sociopolítica permite que la fuga de capital continúa, de manera más limitada que en el período de 2018-2020, pero se incrementa la descapitalización de un aparato productivo que convive con la migración acelerada del capital humano, limitando cualquier posibilidad de recuperación importante en el corto plazo.
La recaudación basada principalmente en el consumo se recarga en la población de menores ingresos. Esta realidad parte de la misma desigualdad de ingresos y la regresividad del sistema fiscal, ya que predomina los impuestos indirectos en la estructura tributaria, en detrimento de la imposición directa progresiva.
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La incidencia de la política fiscal sobre la distribución del ingreso es limitada debido a que el impuesto progresivo sobre la renta es reducido, el impuesto al valor agregado (IVA) es regresivo el cual es asumido por la gran mayoría de las personas con ingresos menores. Por otro lado, los ingresos promedios de los más pobres han disminuido en relación a los hogares más ricos como lo indican el incremento migratorio, el empleo informal y la inflación de los precios de la canasta básica.
Al cabo de tantos años (2007-2023) de corrosiva acción represiva se traducido en mayor desempleo, ausencia de inversiones productivas importantes, incremento de la deuda pública y fuga de capital, todos estos elementos se han transformado en un instrumento auto propagador de bajo crecimiento económico de largo plazo y de una crisis sociopolítica permanente que alimentan el proceso de implosión.
Pilares de sostenimiento fundamentales de la dictadura
Desde abril del 2020 vengo sosteniendo que la estrategia para derrocar a la dictadura Ortega-Murillo debe de estar basada en el debilitamiento de los pilares que la sostienen a través de estimular las termitas que vayan carcomiendo gradualmente sus columnas para que el proceso de implosión se desarrolle. Nadie quiere guerra para derrocar al régimen, en esas condiciones la batalla política transita a través de una lucha pacífica clandestina implementando la estrategia de la implosión que alimenta las termitas.
Mi propuesta se basaba en el hecho que las protestas y el movimiento social han entrado en una fase de reflujo, cerrándose el ciclo del ascenso/tsunami social de abril 2018 como producto de la combinación de la represión, la pandemia del coronavirus y la estrategia del liderazgo opositor de derrotar a Ortega a través de las elecciones de noviembre del 2021.
La dictadura se sostiene por los siguientes pilares fundamentales y otros elementos sociopolíticos y económicos adyacentes:
1) La alta burocracia estatal, militar y policial. Estos estamentos conforman los principales anillos del poder y, por lo tanto, la estrategia de Ortega/Murillo es mantener la unidad de ellos. La verdad es que son tres grupos distintos controlados desde la cúpula del poder. Al mismo tiempo, estos tres sectores son empleados para demoler cualquiera protesta social utilizando el sistema judicial, la represión policial-paramilitar y los órganos del poder central y municipal.
2) Una base social de alrededor de unas 800 mil personas. En los últimos años se ha ido achicando su base social, proceso que continuará por la caída del poder de compra de los salarios, el incremento del empleo precario, las pensiones reducidas, las condiciones de pobreza laboral que vive el trabajador formal y la migración.
3) La nueva clase orteguista mafiosa y latifundista. Este sector necesita seguir recibiendo subsidios y recursos previstos por el Estado para ampliar su acumulación originaria de capital realizada a través de la corrupción, derroche de los recursos naturales, concesiones, dinero ilícito, robo, etcétera. Para la nueva clase el capitalismo de amiguetes implementado por la dictadura se ha convertido en el mecanismo/instrumento de su principal fuente de acumulación.
4) Gestores del gran capital nacional, centroamericano y transnacional. El capital financiero se ha transformado en el sector más influyente ya que acapara excedentes económicos de los otros sectores empresariales. Estos miembros de las distintas elites financieras y empresariales no quieren una implosión del sistema que amenace las ganancias avizoradas para los próximos años.
5) Al mismo tiempo, la dictadura se puede sostener si la oposición se mantiene desunida y sin estrategia para derrocar, y, piensan que a través de su discurso pueden lograr anclar la idea, en el imaginario popular, que la permanencia de Ortega-Murillo es inevitable y que la vida ha vuelto a la normalidad, gracias a la represión y el miedo. Sin embargo, las expectativas pesimistas sobre el futuro del país pueden tener reacciones pasivas, o bien, por el contrario, rechazó y ansias por derrocar a la dictadura., lo que dependerá de la implementación o no de la estrategia de la implosión. El régimen piensa que el arroz ya se coció por la falta de una estrategia de la oposición desunida.
6) El incremento de las remesas permitirá una mayor demanda interna pues elevará los niveles de consumo del millón hogares que reciben remesas. Las remesas son claves para la demanda interna, ya que constituyen gran parte del consumo privado, crea una mayor capacidad de compra de los sectores más vulnerables y permite el movimiento de las actividades económicas. Las remesas actúan como un paliativo a la profundización de la pobreza y contrarrestan el incremento del descontento social.
Factores que estimulan el proceso de implosión
1) El seguimiento y acoso a los empleados públicos porque dudan de su fidelidad política al régimen. Ellos viven en una especie de esclavitud política ya que tienen que acudir a las concentraciones promovidas por el régimen y llenar los formularios que establece el régimen. Otro ejemplo, los altos funcionarios viven el país por cárcel porque no pueden viajar sin permiso expreso de la cúpula en el poder ya que tienen temor que deserten.
2) Pérdida de base social partidaria que la respalda. Es decir, se ha erosionado uno de los pilares de sustentación de la dictadura. Cada día es apoyada por una minoría, la última encuesta de CID-Gallup señala que solamente entre el 10% y 15%, dependiendo la pregunta, declaró apoyar al régimen. Hay que tener lucidez de que el descontento social no se reduce ni con la represión ni con las remesas. Persiste por la ausencia de una política social para reducir la pobreza.
3) La fractura social de la población más vulnerable es el drama más visible y cotidiano. La expansión de la pobreza y la precarización empalman con el deterioro de la educación, el creciente déficit habitacional, la demolición de los derechos humanos, laborales y políticos y la migración del capital humano más calificado (profesionales, jóvenes, trabajadores, profesoras de educación, etcétera).
4) Este apabullante retroceso coincide con el fracaso de la dictadura de revertir ese declive y acallar el descontento larvado, subterráneo, silencioso y disfrazado, pero real. Esa realidad tiende a naturalizarse mientras la dictadura Ortega-Murillo permanezca en el poder.
5) Se ha incrementado el nivel de aislamiento del régimen. Hay fuga de policías se dan de baja o salen de la institución. La mayoría de los policías son mal pagados y son obligados a reprimir a la población. Sus familiares influidos, por el entorno social, los presionan para que abandonen ese cuerpo castrense.
6) Por otro lado, también hay purgas o limpieza de personas dudosas de ser fieles a la dictadura en diferentes instituciones (policía, sistema judicial, jefes paramilitares, alcaldías, gobierno central, etcétera), todo lo anterior alimentan el proceso de implosión. El régimen vive en una contradicción permanente: desconfían de todos y al actuar en contra de esa desconfianza debilita su base social y los aparatos del Estado.
7) La represión a la iglesia tanto católica como protestante como la expulsión de monjas y sacerdotes, prohibiciones de actos religiosos (desfile de la Biblia), el encarcelamiento a sacerdotes, pastores evangélicos y al Obispo Álvarez han tenido un enorme costo político internacional y en su propia base social católica y evangélica.
8) La cúpula de la Iglesia católica (Brenes y los Obispos) son personas conocedoras de lo que pasa en el país por la información que reciben de los sacerdotes y de los fieles católicos. La iglesia no tiene ejército ni policías, lo único que tienen es la palabra, la autoridad moral y religiosa. Sin embargo, la Conferencia Episcopal de Nicaragua no se ha pronunciado sobre caso de los jesuitas, la UCA (Universidad Centroamericana), ni sobre el encarcelamiento del Obispo Álvarez ni de la ola represiva en contra de los sacerdotes, pero eso no significa que los fieles no repudien las acciones represivas del régimen, el silencio de la población no significa aprobación. Hay una resistencia silenciosa.
9) La gran mayoría de la población se siente agravada por la falta de libertades, las condiciones económicas, el incremento de la desigualdad, el desempleo, la corrupción y la persecución policial y política. No hay recuperación del empleo formal perdido porque no hay inversión privada nacional e internacional. Se ha incrementado el empleo informal.
10) Debido a la carencia de empleos formales, la persecución política y religiosa, el cierre de universidades privadas y organismos no gubernamentales han provocado que más de 771 mil nicaragüenses (12 por ciento de la población total) hayan salido del país entre el 2018 a 2023. Miles de jóvenes emigraron por la falta de oportunidades y la represión indiscriminada. Desempleo o empleos precarios, con ingresos insuficientes ni seguro social y sin estabilidad, desconfianza y discriminación su poca experiencia laboral son algunas de las condiciones que enfrentan los jóvenes.
11) Empresarios que cierran o achican sus pequeñas y medianas empresas por la desaceleración económica por los altos impuestos y la persecución de la DGI (Dirección General de Ingresos), DGA (Dirección General de Aduanas) e INSS (Instituto Nicaragüense de Seguridad Social). De acuerdo al Banco Central de Nicaragua (BCN) el 93% de las empresas son pequeñas y medianas. Lo que significa mayor debilitamiento económico y limitación del crecimiento potencial del país.
12) El sector privado empresarial tiene un futuro incierto porque no pueden desarrollarse en una condición de inestabilidad política permanente y sin un sistema judicial creíble; mientras la DGI y la DGA operan con la lógica de sacar dinero para cubrir los gastos del aparato del Estado.
13) La permanencia de Ortega-Murillo en el poder significa que el país no tiene posibilidad de revertir el actual retroceso en comparación a los otros países centroamericanos. Su estrategia económica se reduce a la obtención de empréstitos, incremento de la deuda, recibir remesas, apostar a duplicar el comercio exterior con China y tratar de obtener inversiones extranjeras afianzando la primarización, el extractivismo y las concesiones mineras.
14) El Tratado de Libre Comercio (TLC) con China va generar mayor descontento entre el empresariado existente ya sea pequeño, mediano o grande. Habrá cambios, habrá ganadores y perdedores. Los perdedores serán los empresarios y comerciantes tradicionales con vínculos económicos/comerciales con Estados Unidos.
15) Los ganadores serán los miembros de la casta que tienen una relación cercana con los miembros del círculo íntimo del poder. El TLC con China puede debilitar aún más los pilares de sustentación de la dictadura al agudizar las contradicciones entre los distintos miembros de la nueva clase en la lucha por obtener mayores ventajas y los empresarios y comerciantes pequeños y medianos tradicionales.
Cómo se manifiesta el incremento de la implosión
1. Crisis interna del país: Desempleo, empleo informal, pobreza, incremento de las desigualdades, salarios bajos, imposibilidad de comprar la canasta básica, etcétera. La encuesta de CID Gallup (octubre 2023) nos indica un incremento del descontento social. La capacidad de contrarrestar la crisis interna es limitada ya que no tiene capacidad para hacerlo. Sin embargo, hay dos elementos evitan que la crisis se profundice más rápidamente: la migración que quita presión social y el incremento de las remesas.
2. La represión y sus efectos boomerangs. La cancelación de más de tres mil quinientas ONGS ha tenido efectos negativos ya que afectan directamente a la eficiencia del aparato gubernamental. Por un lado, el Estado no tiene la capacidad de sustituir las acciones que ejecutaban las ONGS lo que ha afectado a la población beneficiaria. Por otro lado, ha creado más desempleo al despedir a los trabajadores de las ONGS afectadas. Ambos factores han perjudicado tanto a los sectores vulnerables que eran favorables al orteguismo como a opositores, teniendo como consecuencia una disminución de su base social.
3. Crisis del orteguismo. Existencia de tendencias a lo interno del orteguismo, siendo las principales que las que están de acuerdo con una negociación en la búsqueda de la cohabitación y la tendencia que propugna el “vamos con todo” en la lógica de “el poder o la muerte”. Cada día se incrementa el número de personas que toman distancia de la tendencia del orteguismo favorable a la sucesión dinástica, están callados, pero expresan su desacuerdo en privado.
4. Descomposición en las instituciones del Estado. Sistema judicial, policía, etcétera. Destituciones, remociones, traslados y encarcelamiento. La migración también afecta a la eficiencia del aparato del Estado, ya que las personas que salen del país o son despedidos no pueden ser sustituidas con personas que tengan la misma capacidad o expertise. La pérdida del capital humano tiene un efecto negativo en el Estado y en la economía en general. Por ejemplo, la capacidad y talento para ejecutar los proyectos de los préstamos y de las donaciones demuestran el incremento de la ineficiencia del aparato gubernamental.
5. Incremento de la crisis de la Costa Caribe (CC). La Costa Caribe ha sido históricamente el eslabón débil del Estado. Esa debilidad se incrementa con: i) la ruptura del Pacto con Yatama al encarcelar a sus principales líderes. ii) la colonización de las tierras indígenas de la Costa Caribe al favorecer la política extractivista. iii) al encarcelar y perseguir a los principales líderes de Yatama, la dictadura ha abierto un nuevo factor que estimula el proceso de implosión.
6. La crisis con la Iglesia. Tanto los creyentes orteguistas como opositores reaccionan muy negativamente a las acciones represivas en contra de la iglesia. La mayoría de los creyentes hacen expresiones de respaldo hacia la iglesia, a los sacerdotes, al obispo encarcelado y desterrado, etcétera. Es un factor o bomba de tiempo que estimula el proceso de implosión.
7. La dependencia geopolítica, geoeconómica y geoestratégica de los Estados Unidos (EEUU). El comercio internacional (exportaciones e importaciones), los préstamos, las remesas dependen de los EEUU. Esa realidad Ortega no la puede cambiar, por lo tanto, su fragilidad ante los EEUU es estratégica. En ese marco las sanciones en contra de funcionarios y algunas empresas golpean al círculo íntimo del poder y a los miembros de los anillos de poder. Estas sanciones han creado incertidumbre al interior del aparato de gobierno por el hecho que las familias directas y familiares cercanos se sienten perjudicados.
8. Aislamiento internacional. Cada día el régimen se encuentra más aislado. Su estrategia es apoyarse en su relación con Rusia, China e Irán. Considera que la crisis interna de los Estados Unidos los favorece. Al mismo tiempo, piensa que el mundo se desarrolla hacia una multipolaridad estratégica (EEUU, China y Rusia fundamentalmente), por eso sus acciones están encaminadas a favorecer que tanto China como Rusia entren en los organismos regionales (BCIE, SICA). En esa misma dirección está la firma del TLC con China y el deseo de ser considerados como miembros secundarios en los BRICS.
9. Disminución de las donaciones internacionales. La disminución de la cooperación ha tenido una consecuencia negativa en su política de clientelismo para mantener su base social. Por ejemplo, la cooperación venezolana es el caso más emblemático. Después de recibir unos US$ 500 millones de dólares anuales que fueron usados, parcialmente, para mantener programas sociales que servían para favorecer su política clientelar, al desaparecer ha tenido como consecuencia una disminución paulatina de su base social. Por ejemplo, la cancelación de la cooperación venezolana ha provocado una disminución de su base social basada en el clientelismo político.
10. Falta la organización del contrapoder. Es un factor que no ayuda al desarrollo del proceso de implosión. La fuerza de Ortega está sostenida en la debilidad y fragmentación de la oposición. Las diferentes tendencias de la oposición no tienen una estrategia para derrotar/derrocar a la dictadura. Tampoco han logrado construir un liderazgo ni ejecutar acciones de impacto al interior del país. A mi criterio, la formación coalición o unidad de las mayorías de las tendencias de la oposición sería un factor estratégico que alimentará de manera fundamental el proceso de implosión de la dictadura.
11. Los partidos políticos tradicionales no han desaparecido, han mutado a ser partidos comparsas del régimen a tal punto que han dejado de ser alternativas políticas a la dictadura para pasar a ser máquinas electorales de resonancia para legitimar al dictador, divorciándose de las demandas de los ciudadanos. Esos partidos no tienen la capacidad de presentar mínimamente una estrategia para crear un contrapoder por su vocación de acompañamiento a la dictadura. Los partidos políticos comparsas se han divorciado de la conciencia de los ciudadanos que expresan, desde el 2018, que se vayan. Por otro lado, los políticos tradicionales no han entendido que no pueden soplar y sorber a la vez, al intentarlo se han ahogado en el mar de la indiferencia la mayoría de la población como lo demuestran las encuestas.
La dictadura y el síndrome de la rana
El “síndrome de la rana” indica que, si una rana se la pone repentinamente en agua hirviendo, saltará, pero si la rana se pone en agua tibia que luego se lleva a ebullición lentamente no percibirá el peligro del agua hervida y se cocerá hasta la muerte. El aumento de la temperatura es tan sutil que su cuerpo se irá adaptando al cambio, que finalmente muere hervida, sin darse cuenta.
El “síndrome de la rana” es una analogía que se usa para describir un fenómeno ocurrido cuando un problema social, político o climático es progresivo y sus daños no pueden percibirse inmediatamente o en el corto plazo. Esta historia se usa, como una metáfora, de la incapacidad o la ceguera política de una cúpula de poder a reaccionar o ser consciente de las amenazas que surgen gradualmente.
En Nicaragua, el aumento del descontento social ha generado el desarrollo de un proceso sociopolítico de implosión que es lento y que el régimen no puede percibirlo en su real dimensión al auto engañarse de pensar que tienen al país bajo control o “normalizado”. Su problema radica que cuando tomé consciencia de las dimensiones del peligro, no tendrá la capacidad ni la energía suficiente para contrarrestarlo y evitar su caída, ya que habrá gastado todo su empuje en producir miedo, generar mentiras y reprimir.
Esta fábula de la rana no refleja lo que en realidad pasa en el proceso de descomposición sociopolítica, pero funciona como una metáfora perfecta para describir lo que está ocurriendo en el proceso en desarrollo de la implosión. El error de la dictadura es que piensa que, a través de las tácticas represivas, el miedo y las mentiras son suficiente para lograr la “normalización” del país. No han tomado conciencia que con esas tácticas no resuelven los problemas de desempleo, pobreza, corrupción y desigualdad que son los verdaderos factores que permiten el proceso de la implosión del régimen.
Al igual que la rana, la cúpula y los principales anillos del poder creen haber normalizado a la población que le permita permanecer indefinidamente en el poder y desprecian los cambios, que en el subsuelo social y en el subconsciente colectivo de la mayoría de la población se producen, alimentan las termitas que carcomen los pilares de sustentación de la dictadura. A pesar de que nos encontramos en esta fase de reflujo sociopolítico las personas siguen expresando, en silencio, malestar, rechazo, repudio o sentimientos negativos respecto a la dictadura, elementos que siguen alimentando, poco a poco, a las termitas.
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Aunque la gente no hable, no exprese públicamente su resistencia, la dictadura les sigue haciendo, a través de la represión indiscriminada, la vida miserable a más del 80% de los ciudadanos. No importa que no hablen o que no se manifiesten o si no dicen lo que está sucediendo en el país, pero el desarrollo de la implosión continúa subterráneamente sin que nos demos cuenta, de igual manera como el agua de la olla que se calienta poco a poco sin que la rana tome conciencia de ello.
La falta de percepción realidad de parte de la dictadura y sus aliados produce que no exista ninguna reacción o cambio en su política cotidiana o que su reacción sea tan tardía que la situación ya no tenga remedio para ellos. El mal ya está hecho y es imposible revertir los efectos. La dictadura está reaccionando igual que la rana, salta si los cambios son repentinos, como sucedió en el 2018/2019, prometiendo elecciones para el 2021 para ganar tiempo y pervertir/estropear/desarticular las protestas. Sin embargo, las termitas continúan carcomiendo de manera silenciosa los pilares de la dictadura, la cual no encuentra un antídoto para parar el proceso de descomposición lo que facilita el éxito de la implosión a la espera de un cisne negro.