Francia expresa "profunda preocupación" por detención de dos ciudadanas franconicaragüenses en Nicaragua

Autoridades francesas expresaron este jueves su “profunda preocupación” por la detención arbitraria en Nicaragua de Jeannine Horvilleur y Ana Álvarez Horvilleur, ambas madre e hija con nacionalidad francesa nicaragüense.

Jeannine Horvilleur y Ana Álvarez Horvilleur son esposa e hija de Javier Álvarez, líder de la oposición nicaragüense, quien se encuentra exiliado en Costa Rica ante las amenazas del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

Las nuevas presas políticas de la dictadura nicaragüense son acusadas de “conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional” y de difundir “noticias falsas”, con estos delitos, el régimen ha encarcelado a varios líderes de la oposición.

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Ambas mujeres fueron detenidas en septiembre, cuando se encontraban en su casa de habitación, en el departamento de Carazo, informaron sus familiares, quienes además exigen al régimen su liberación inmediata.

De acuerdo con Euronews, una agencia de noticias europeas, un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia dijo que París ha solicitado permiso para visitar a las mujeres en prisión, pero que las autoridades nicaragüenses aún no han respondido.

Recientemente, Javier Álvarez dijo a la agencia Reuters que su hija y su esposa habían sido detenidas como una forma de atacarlo. “Las detuvieron por venganza porque no me encontraron”, sostuvo.

Francia ha denunciado que las autoridades del régimen no han dado respuesta a la solicitud realizada para verificar el estado de salud de las presas políticas.

Delphine Horvilleur, rabina y prima de la familia, también dijo en Twitter que estaba muy preocupada por el bienestar de ambas y pidió al gobierno francés que “no nos abandone”.

“El gobierno de Nicaragua se ha negado a dar información a París, según un funcionario francés familiarizado con el asunto”, publicó Euronews.

Jeannine Horvilleur y Ana Álvarez Horvilleur están recluidas en las celdas de El Chipote, un centro de detención que, según la oficina de derechos humanos de la ONU, es utilizado como centro de torturas contra los presos políticos.

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Recientemente el dictador Daniel Ortega expulsó a la embajadora de la Unión Europea y además cortó relaciones con El Vaticano, mientras sigue reprimiendo a los opositores a su gobierno.