Abrazo al gran dragón. Los cálculos económicos de Ortega
La pertenencia de Nicaragua al gran proyecto chino representa peligros ocultos. Sin rendición de cuentas, transparencia y contrapesos, el gobierno de Ortega podría endeudar a Nicaragua con China.
Alberto Alemán
SEGUNDA DE DOS PARTES
Una alternativa a la exclusión de Nicaragua del DR-Cafta para la sustitución de mercados, asegurar fuentes de financiamiento ante el cierre de la llave de préstamos de organismos internacionales, obtener inversión extranjera directa ante el deterioro de la imagen del país en los ojos de los inversionistas privados, y, sin duda, oportunidades de negocios familiares.
Esos son los motivos económicos de la decisión de Daniel Ortega de establecer relaciones diplomáticas con la República Popular China (RPC) y abandonar a Taiwán. Analicemos estos puntos..
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La posible exclusión del DR-Cafta de Nicaragua. La aprobación de la Ley Renacer en Estados Unidos le da instrumentos a la administración de Joe Biden para suspender a Nicaragua del tratado de libre comercio regional.
Esto supondría un golpe brutal a la economía. El 60% de las exportaciones nacionales tiene como destino el mercado estadounidense, y el 27 por ciento de la importaciones proviene de ese país, según datos del The World Factbook, un sitio web público de la CIA.
La suspensión “afectaría las exportaciones, el empleo, la actividad económica, la recaudación de impuesto y las cotizaciones al Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS)”, según un análisis hecho por el periodista Iván Olivares para el sitio web Confidencial que estima las pérdidas para Nicaragua en unos $1.500 millones anuales.
“El Tratado —que entró en vigencia para Nicaragua el 1 de abril de 2006— representó un gran salto adelante al convertir a Centroamérica en una plataforma para exportar al gran mercado estadounidense, lo que permitió que Nicaragua más que sextuplicara sus exportaciones a ese país, que pasaron de 228,4 millones de dólares en ese año, a 1.402,1 millones en 2020”, agrega el artículo fechado el 21 de junio de 2021.
¿PUEDE CHINA SUSTITUIR AL MERCADO DE EE.UU.?
De acuerdo a The World Factbook, el 11% de las importaciones del país proviene de China. ¿Podrá China sustituir a Estados Unidos como destino principal? Al menos a corto y a mediano plazo, ese escenario es dudoso. Estimo así por un par de razones.
Uno, no hay un tratado comercial que por ahora favorezca las exportaciones nicaragüenses, y es obvio que los costos de transporte subirán; desde luego que China podrá acceder a establecer un tratado, pero como demuestra la experiencia de Costa Rica, esto puede no ocurrir con la prontitud deseada y la implementación es compleja. Ojo: tomemos en cuenta que la economía de Costa Rica es mucho más moderna y que los empresarios costarricenses están mucho mejor preparados para esas oportunidades que sus pares nicaragüenses.
Dos, las empresas nicaragüenses – quizás con la excepción de los pocos empresarios sandinistas que hacen negocios con China desde años – no solo no poseen ninguna experiencia de exportación a China; tampoco conocen las particularidades culturales del inmenso y complejo mercado chino.
DESCONOCIMIENTO CULTURAL
Tres. Son muchas las empresas de países ricos occidentales que han tenido graves problemas y sonados fracasos en su aventura en el gigante asiático por desconocer la cultura empresarial local y las características socioculturales. Un caso interesante fue el del traspiés de Mattel, el fabricante de Barbie. Hace una década, sufrió un fracaso de ventas y una ola negativa de reacciones del público por no tomar en cuenta los gustos de las niñas chinas; de repente, una Barbie no era tan “cool” para las chinitas como lo era para sus pares de Estados Unidos o Europa. Mattel no había hecho un esfuerzo por estudiar los gustos de las niñas chinas, las diferencias de percepción culturales y por lanzar un producto adaptado a las condiciones locales.
Pensemos ante todo en empresas medianas y pequeñas que podrían querer exportar a China, no tanto en los grandes exportadores de café, azúcar y carne, materias primas sin procesar que, de por sí, hallarían un mercado saturado donde ya está todo el mundo. Si transnacionales como Mattel han cometido semejantes errores, ¿qué sabe un empresario nica grande, mediano o pequeño que solo conoce cómo exportar a Estados Unidos o a Centroamérica?
Difícilmente los productores de frutas o de vegetales podrán competir con los países vecinos de la RPC por factores de tiempo y por las ventajas comerciales que ya poseen. ¿Podría un productor nica de papayas y pitahaya competir con un exportador filipino, vietnamita o tailandés?
Ortega no pensó en todo esto. Ni le importa. No conoce cómo crear riqueza ni hacer una carrera profesional. Toda su vida la ha pasado en la política. En un acto de venganza hacia el empresariado y de servilismo con sus nuevos patrones, ha ordenado denunciar el Tratado de Libre Comercio con Taiwán, donde los productores nicaragüenses ya están establecidos y tienen importantes cuotas de mercado. Una irracionalidad absoluta.
ASEGURAR FUENTES DE FINANCIAMIENTO
Dada la continuación ilegítima en el poder de los dictadores Daniel Ortega y Rosario Murillo, Estados Unidos impondrá más sanciones y aumentará la presión.
Una de las medidas para apretarle las tuercas al régimen opresor de Managua es el bloqueo de la aprobación estadounidense para préstamos en los organismos financieros internacionales, donde Washington es un socio clave.
PEKÍN, GRAN ACREEDOR DE LATINOAMÉRICA
En la década recién concluida, China se convirtió en el principal acreedor de América Latina. Dos bancos estatales, el Banco de Desarrollo y el Banco de Exportación e Importación (Eximbank) son los principales prestamistas. Desde 2005, estos órganos del Estado chino han dado préstamos de unos $136 mil millones a la región; los principales recipientes son Venezuela, Brasil, Ecuador, Argentina y Bolivia, según estimaciones de Diálogo Interamericano citadas por la BBC.
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El grueso de ese flujo le tocó a Venezuela, con $62 mil 200 millones; Brasil, $29 mil 700 millones; Ecuador, $18 mil 400 millones; Argentina, $17 mil 100 millones; Bolivia, $3 mil 400 millones; y México, $1 mil millones.
Como vemos, destacan los países sudamericanos. Todos estos son productores importantes de materias primas que interesan a China: petróleo, soya, minerales. México es un mercado muy grande y tiene la ventaja crucial de su vecindad con Estados Unidos y el acceso comercial privilegiado del Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá, o USMC por sus siglas en inglés (antes NAFTA).
Nicaragua carece de materias primas estratégicas para los chinos (también el resto de Centroamérica). El atractivo del istmo no es comparable al de Sudamérica. La importancia de Centroamérica para China es ante todo geopolítica y diplomática: estar ubicada cerca de Estados Unidos, en el “backyard” estadounidense, y una oportunidad para estrechar el aislamiento internacional de Taiwán.
Es indudable que en los cálculos de Ortega, la relación diplomática con Pekín le dará una fuente de financiamiento alternativo. Un chorro de sangre vital para tratar de mantener a flote una economía con graves problemas en medio de un entorno internacional hostil.
EN LA INICIATIVA DE LA FRANJA Y DE LA RUTA
Búsqueda de inversiones. El deterioro de la imagen de Nicaragua tras la masacre y la salvaje represión de la gran protesta social de 2018 y las sanciones de Estados Unidos, han llevado a una drástica reducción de la inversión extranjera directa.
Es por esto que a un mes del establecimiento de relaciones diplomáticas con Pekín, Nicaragua se ha apresurado a firmar su adhesión a la Iniciativa de la Franja y de la Ruta, un ambicioso plan de desarrollo económico y global que promueve el Estado chino.
Esta es una idea emblemática del presidente chino Xi Jinping que pretende conectar China a través de grandes obras de infraestructura terrestre y marítima con numerosas economías de Asia, Europa, África y Latinoamérica. Esta inmensa megavía comercial representa la reedición en el siglo XXI de la Ruta de la Seda que conectaba a la antigua China con Europa.
Sus críticos la presentan como un instrumento clave del proyecto de construir una hegemonía china en un nuevo orden global. La verdadera idea sería establecer una dependencia económico-comercial de los países participantes. El gobierno pekinés y sus partidarios destacan las grandes oportunidades de inversión, crecimiento económico y progreso material, en una relación ganar-ganar.
En la realidad, la implementación de las obras en diferentes países presenta diversos matices, muchos no necesariamente positivos. Se señala la opacidad y falta de transparencia de los acuerdos binacionales, la corrupción y el tráfico de influencias, calidad dudosa de los trabajos.
Un aspecto particularmente preocupante es lo que el experto indio Brahma Chellaney en geopolítica llamó la “trampa de la deuda” china. Pekín concedería préstamos a los socios de la iniciativa con el cálculo de que los deudores no podrán pagarlos y deberán conceder el control de las obras construidas a las empresas chinas.
El ejemplo más conocido es el del puerto de Hambatonta en Sri Lanka; el uso de la terminal no compensó la inversión, y el gobierno local debió conceder por 99 años la administración a una firma china.
En cuanto a los contratos, son otorgados en su mayoría a empresas chinas. Así que los pagos quedan en los bolsillos chinos, pero la deuda le queda al país receptor.
Por lo tanto, la pertenencia de Nicaragua al gran proyecto chino representa peligros ocultos. Sin rendición de cuentas, transparencia y contrapesos, el gobierno de Ortega podría endeudar a Nicaragua con China a un nivel insostenible, comprometiendo nuestra independencia.
Pese a las recientes declaraciones de Wang Jing y de Ortega mismo, el famoso canal sigue siendo una idea que no va a ningún lado. No despertó el interés de grupos importantes de inversionistas mundiales y presenta aún serias dudas sobre la viabilidad técnica y comercial. La relación diplomática no es una garantía de su futura construcción.
¿ENRIQUECIMIENTO FAMILIAR?
Dados los antecedentes de la cooperación venezolana, la familia Ortega puede aprovechar su posición privilegiada para hacer negocios en China o aprovechar las propuestas de inversión locales. No es un escenario descabellado.
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Conclusión. La apertura hacia China puede suponer ventajas y oportunidades nuevas. Nicaragua no está hoy preparada para ellas. Sin embargo, también supone serios peligros potenciales para la soberanía y la independencia del país. Tristemente, la relación estará sujeta a los intereses particulares de la dictadura Ortega-Murillo.* El autor es periodista nicaragüense, analista de asuntos Asia-Pacífico, graduado del programa de maestría de Estudios Internacionales del Asia-Pacífico de la Universidad Nacional Chengchi (Taiwán).
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