Kim Kardashian contó por primera vez los detalles más traumáticos de sus embarazos
Kim Kardashian nunca ha escondido su dificultad para ser madre, de hecho, de sus cuatro hijos dos han sido concebidos por gestación subrogada. Ya en su día, la mediática explicó que los médicos le habían recomendado no volver a quedarse embarazada después de haber peligrado su vida en los partos de sus dos primeros hijos, North y Saint. Ahora, la estrella ha dado aún más detalles de sus traumáticos embarazos en el podcast ‘All’s Fair’ de Laura Wasser.
Kim empieza relatando cómo quedó embarazada por primera vez. Tanto ella como su hermana Khloé acudieron a una clínica de fertilidad para comprobar el estado de sus úteros y allí Kim recibió una mala noticia: prácticamente no tenía óvulos. Esta noticia asustó a la empresaria, quien siguiendo el consejo de los médicos decidió dejar la píldora y congelar sus óvulos. Pero, para sorpresa de todos, ese resultado tan solo se trataba de un error debido a una alteración de los resultados a causa de las patillas anticonceptivas. Por lo que, sin esperarlo, se quedó embarazada un mes después.
Para cuando Kim se quedó embarazada, ni siquiera se había terminado de tramitar su divorcio con Kris Humphries: “Todo era un territorio nuevo para mí y estaba asustada. Literalmente pensé que tuve un aborto espontáneo, porque estaba sangrando mucho y sentía un gran dolor. Así que, fui al hospital, porque en algunos casos deben de dilatarte y hacerte un legrado para limpiar los restos del aborto”, continúa diciendo, “Y cuando me reuní con mi médico me hizo una ecografía y me explicó que no había latidos: ‘Tuviste un aborto espontáneo’, contó Kim conmovida.
Pero, para sorpresa de todos, regresó unos días después y los médicos encontraron un pequeño y constante latido: “Obviamente terminamos teniendo a North, pero tuve un embarazo muy malo. Tuve preeclampsia, di a luz seis semanas antes, la niña pesó 1,800 kg y me diagnosticaron placenta accreta”, explicó. La placenta accreta es una peligrosa afección en la que la placenta se adhiere a las paredes uterinas y no se desprende después de haber dado a luz, provocando hemorragias internas, por lo que se debe de operar a la madre con el fin de controlar la situación. “Honestamente, por esto pueden morir muchas mujeres a la hora del parto, por lo que hay que sacar la placenta en un tiempo determinado para evitar la hemorragia”, añade Kim.
En su caso, los médicos tuvieron que arrancarle la placenta con las manos, lo que ocasionó que se formase un agujero en su útero que provocó que el músculo no volviese a crecer. Tras esto, le explicaron que sería prácticamente imposible volver a quedarse embarazada. "Después de tener a North atravesé un proceso de obtención de embriones para su congelación y traté de quedarme embarazada durante un año y medio, cosa que no conseguí. Me dijeron que probablemente no me quedaría embarazada, así que probé suerte y me implantaron uno de mis embriones. Y me pude quedar embarazada de Saint", explica.
Pero, este embarazo fue aún más complicado que el anterior y la empresaria sufrió un parto aterrador en el que casi pierde la vida y que le obligó a realizarse cinco cirugías durante el año siguiente para poder reparar su útero. Fue entonces cuando los médicos le aconsejaron a Kim que se informase sobre la gestación subrograda si quería seguir teniendo hijos, ya que un nuevo embarazo, además de imposible, podría terminar con su vida. Y así, nacieron Chicago y Psalm West. Una historia complicada pero con final feliz.
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