La Cruz Roja pide más inversión en alerta temprana ante la temporada de huracanes
Ciudad de Panamá, 31 may (EFE).- La temporada de huracanes en el Atlántico será este año, nuevamente, más activa de lo normal, por lo que la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (IFRC) insta a los gobiernos a invertir en sistemas de alerta temprana, acciones tempranas basadas en pronósticos y planes coordinados de respuesta a desastres.
La IFCR destacó este martes que del 1 de junio al 30 de noviembre de este año se esperan entre 14 y 21 tormentas con nombre en América del Norte, América Central y el Caribe, de las entre seis y diez podrían convertirse en huracanes, incluidos entre tres y seis de categoría 3 o superior.
Aunque se prevean "hasta seis huracanes de categoría tres o superior para la región (...) basta una sola tormenta para destruir comunidades que ya están lidiando con la pobreza, la desigualdad y los efectos devastadores de la pandemia de la covid-19", alertó la directora Regional de la IFRC para las Américas, Martha Keays.
Es por ello, agregó, que "cientos de equipos de la Cruz Roja en más de 20 países están compartiendo mensajes de alerta temprana y coordinando las medidas de preparación con gobiernos locales y líderes comunitarios", para que las comunidades estén mejor preparadas para enfrentar los efectos de las fuertes lluvias, deslizamientos de tierra e inundaciones que estos fenómenos meteorológicos podrían causar durante los próximos seis meses.
“Paralelamente, la IFRC está combinando las previsiones meteorológicas con sus análisis de riesgos para adoptar medidas tempranas antes de que lleguen los huracanes, en lugar de limitarse a responder a sus efectos. Este enfoque nos permite anticiparnos a los desastres, disminuir su impacto en la medida de lo posible y evitar el sufrimiento y la pérdida de vidas y medios de subsistencia", aseguró la directora regional de la Cruz Roja.
MUJERES, NIÑOS Y MIGRANTES, LOS MÁS VULNERABLES EN CENTROAMÉRICA
Centroamérica, que tiene cerca de 50 millones de habitantes y registra un extraordinario movimiento de migrantes que viajan hacia el norte, es una de las regiones del mundo más vulnerables a los desastres naturales, tanto por su ubicación geográfica como por los elevados niveles de pobreza que sufre.
La IFRC aseguró que presta "especial atención a las necesidades de las mujeres, la niñez y personas migrantes y retornadas, que sufren crisis superpuestas en Centroamérica".
La región centroamericana "aún se está recuperando de la pandemia y de los huracanes Eta e Iota (noviembre de 2020), que dejaron 1,5 millones de personas desplazadas sólo en Nicaragua, Honduras y Guatemala", recalcó.
Eta e Iota asolaron de manera consecutiva Centroamérica y el Caribe. En toda la región, el primero de ellos, Eta, causó al menos 144 muertos, 120 desaparecidos, tres millones de personas afectadas, así como la destrucción de infraestructuras y cultivos. Y dos semanas después, cuando todavía la situación era crítica, llegó el segundo, que causó al menos una veintena de muertos y miles de evacuados.
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La Cruz Roja señaló que en Colombia, Honduras, Guatemala y Haití, las comunidades vulnerables expuestas a huracanes y tormentas también corren el mayor riesgo de inseguridad alimentaria debido a la actual crisis mundial de escasez de alimentos.
MARCO REGULATORIO Y AYUDA PARA ZONAS COSTERAS
En este contexto, la IFRC afirmó que aboga por marcos regulatorios que favorezcan la entrega ágil de la ayuda humanitaria a las zonas afectadas por los desastres.
El ente mundial ya ha posicionado bienes humanitarios en Panamá - donde se encuentra un centro de distribución regional - y en el Caribe, para dar respuesta inmediata a las necesidades humanitarias de hasta 60.000 personas en zonas costeras del Pacífico y del Atlántico.
Según el Centro del Clima de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, la temporada de huracanes 2022 en el Atlántico y el mar Caribe se predice más activa de lo normal debido a la influencia del patrón climático de La Niña.
Este fenómeno está activo por tercer año consecutivo y hace que las temperaturas del mar en esta cuenca estén por encima del promedio. Esta condición permite un desarrollo más activo de ciclones, como se ha visto en los años 2020 y 2021.
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