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Padres de trillizos solicitan ayuda para poder alimentarlos

Don César Hernández fue echado con los niños de la casa donde habitaba su madre de crianza. En diciembre del año pasado intentó emigrar a EEUU, pero fue asaltado en dos ocasiones en México, por lo que regresó a Nicaragua

Febrero 14, 2023 07:45 AM
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Don César Edwin Hernández, de oficio albañil y Jessenia del Carmen Díaz, quienes en julio del año pasado se convirtieron en padres de trillizos, se encuentran desesperados y angustiados porque no tienen alimentos para darle a sus pequeños hijos.

La desesperación de esta familia se debe a que la situación económica no ha sido la mejor y esto los ha llevado a dejar la pena y apelar al corazón de los nicaragüenses que deseen apoyarlos con camas, leche, pañales y hasta ropita para los trillizos, de seis meses de edad. Todos duermen en el suelo.

De acuerdo con el relato de don César, muchas veces logra conseguir un tiempo de comida básico al día y para calmar el hambre de sus hijos, hurga entre la maleza de los predios cercanos a la vivienda que cuida, trozos de leña para vendérselos a las tortilleras de la zona y con el poco dinero obtenido, logra comprar el arroz y los frijoles, los que son cocinados con la misma leña que encuentra.

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César Edwin fue criado por una señora, quien lo educó y le inculcó el buen camino, el hombre, hasta octubre del año pasado habitaba en la vivienda de su madre de crianza, ubicada en el Reparto Schick, en Managua, pero cuando ella falleció, meses después fue sacado junto a su familia de la vivienda, sin importarle la suerte de los pequeños.

Tras ser desalojados de la vivienda por un hijo de la difunta, una señora habló con unas amistades de una iglesia Adventista y le consiguió alojarse en una vivienda ubicada en el sector de la pista a Sabana Grande, en Managua, a cambio de cuidarla. En este local, la familia duerme en el suelo.

Asaltado en México

Dejándose llevar por los comentarios de sus amigos, quienes llegaron de forma ilegal a Estados Unidos, don César decidió probar suerte y logró prestar 800 dólares para emigrar y tratar de conquistar “el sueño americano” y darle una mejor calidad de vida a su familia, pero no lo logró.

Estando en suelo mexicano, fue asaltado por un grupo de venezolanos, quienes lo despojaron del poco dinero que portaba.

“Cuando iba por México, me tope con unos venezolanos en donde también iban nicaragüenses y, pero en el camino, un nicaragüense que decía ser del departamento de León me robó y me dejó tirado en México. Él siguió el rumbo con las otras personas, parece que él era el jefe de ellos”, relata don César Edwin, mientras chinea y contempla en una silla mecedora a uno de sus trillizos.

“Ahí dejalo, ya está muerto”

A pesar del asalto sufrido, don César quiso cumplir su promesa realzada a su familia y decidió seguir el camino, sin imaginar que nuevamente sería asaltado, pero esta vez, estaría al borde de la muerte.

El hombre pensó que le sería fácil llegar a Estados Unidos, entregarse a las autoridades migratorias y al salir, encontrar un empleo que le permitiera enviar dinero para la leche de los niños, que son alimentados a base de atol.

“En el camino me encontré con otro grupo de inmigrantes, solo sé que eran venezolanos por el hablado, me pegué con ellos y avancé un poco, en el camino, uno de ellos me preguntó que cuanto llevaba de dinero, que era para pagar el cruce y me dijo: ´pasame el dinero´ y comenzaron a golpearme. Yo quedé herido e inconsciente”, relata entre lágrimas.

“Cuando me estaban asaltando, yo les dije: ´por favor, no me hagan esto, esto es lo único que tengo, no puedo regresar a Nicaragua, mi familia no tiene trabajo ni comida´, pero a ellos no les bastó y me robaron hasta el agua, cuando a mí me dan un puntapié en la espalda, yo quedo inconsciente y solo recuerdo que uno de ellos dijo ´ahí déjenlo que ya está muerto´”, recuerda entre nervios y llanto. 

Don César Edwin quedó sangrando y tendido en el suelo. Horas más tarde fue auxiliado por una familia que transitaba por el lugar, quienes además de tranquilizarlo, calmaron un poco su sed. Tras los percances, Hernández decidió regresar a Nicaragua para reencontrarse con su familia.

Sin vivienda propia

Esta familia sueña con tener una vivienda digna en donde sus hijos puedan crecer y cuando llegue el invierno no se mojen.

“Mi sueño es que el gobierno o la Alcaldía de Managua nos pudieran apoyar con una casita de los proyectos Bismarck Martínez, aquí en la zona donde estamos viviendo dicen que van a hacer otras etapas, a lo mejor nos logran ubicar con una que sea sencilla, ya el resto vendrá por añadidura”, expresa don César mientras le da el biberón a uno de sus pequeños.

“Cuando llueve recio, en este sector se mete el agua que viene de la calle principal, el año pasado, una vez llovió fuerte a altas horas de la noche, ya estábamos dormidos nos despertamos porque los colchones se nos mojaron, a esa hora busqué donde poner a los niños. El agua se nos llevó la ropa. Hasta como a las dos de la mañana terminé de sacar el agua de la sala”, expresa don César.

Necesitan medicinas

Los trillizos nacieron con problemas en la cabecita, las que poco a poco podrían sanar siempre y cuando se les suministre el medicamento adecuado. Actualmente, necesitan suministrarle vitaminas.

“Yo les pido a las personas que tengan vitaminas que nos apoyen, los niños necesitan tomar intrafer en jarabe que está indicado para ayudarles a superar problemas en la sangre. Ellos cuando nacieron pasaron 15 días en incubadoras por sus bajos pesos”, explica doña Jessenia del Carmen Díaz, madre de los menores.

El intrafer en jarabe está indicado en la profilaxis y tratamiento de la anemia por deficiencia de hierro y ácido fólico en infantes, niños, adolescentes, adultos, mujeres embarazadas y ancianos. El hierro y las sales de hierro solo se administrarán para el tratamiento o la profilaxis de la anemia ferropénica.

“Los niños también necesitan tomar hidropolivit, por lo que le pedimos a la ciudadanía que si alguien tiene estos medicamentos y no los ocupe, que nos done para los niños. Nosotros no tenemos para comprarlos”, agrega doña Jessenia mientras carga entre sus brazos a dos de sus trillizos.

El hidropolivit está indicado para personas con problemas de desnutrición, destacan páginas especializadas en medicinas.

Doña Jessenia, quien ha trabajado como asistente del hogar, también tiene un hijo de 13 años, quien vive en Carazo con la familia de su progenitor. Actualmente, el niño de cinco años no estudia debido a las limitaciones económicas que enfrentan.

Busca empleo

Ante la falta de empleo y la difícil situación económica en el país, don César dice que también podría trabajar como guarda de seguridad, pero se le ha dificultado, debido a que los malhechores lo dejaron sin documentación en México.

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“Yo puedo trabajar como guarda de seguridad. Como albañil o ayudante no me dan trabajo porque la mayoría de los trabajadores ya tienen tiempo de estar trabajando ahí y es lógico, cómo no me conocen no me dan empleo”, lamenta el padre de familia.

Si usted desea apoyar a esta familia, puede hacerlo a través del número de celular +505 8752 3516 o bien, puede dirigirse de la entrada del residencial Altos de la Sabana, doscientos metros sobre la pista, tercera casa al norte, en el callejón del auto hotel.

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